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Si no sirves, fuera

atención al clientePuedo entender a mucha gente y situaciones, pero al final pienso, ¿quién me entiende a mi?, no es egocentrismo, simplemente es que de la misma forma que puedo entender situaciones de terceras personas, me gustaría que esas terceras personas me entendieran a mi de vez en cuando.

Yo en algunas cosas soy muy drástico, lo reconozco, pero es que al final te sacan de quicio, y si no se toman medidas, mal. Yo puedo entender que una persona que se dedique a la atención al cliente pueda topar con miles de tipos, algunos simpáticos y otros muy desagradables, lo entiendo perfectamente, y eso al personal puede sacar de los nervios, pero me da igual si el anterior ha sido un borde, yo quiero que se me de un servicio correcto, no digo un servicio excepcional, pero tampoco pésimo, por lo que no tengo porque pagar la estupidez del cliente anterior.

Y aquí viene cuando soy drástico, lo siento, pero sino sabes gestionar las situaciones, no eres válido para ese lugar, y por tanto adiós. Me da igual que esa persona hubiera ganado unas oposiciones, si no eres apto para ese puesto, lo siento y a la calle. Ya sé que a veces esa persona no se irá teniendo el trabajo fijo, preferirá ser borde con el posterior, antes que reconocer que no es la persona adecuada para ese puesto de trabajo, pero ese momento es cuando alguien tiene de decir (director, superior, inspector, …), lo siento, no vales para esto, rescisión del contrato, sea privado o público.

Soy drástico, pero como dije antes, yo entiendo a todo el mundo, pero ¿quién me entiende a mi cuando voy a un lugar y quiero que se me de un servicio adecuado?, y la persona que está allí no es capaz de dármelo, y encima te trata como si te perdonará la vida, ¿perdón? Como dice el nombre de atención al cliente, estás para atender, no para crispar más al cliente.

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Ofertas de trabajo

Ayer me explicaron un caso terrorífico, uys parezco el Piqueras. Hace pocas semanas apareció en la prensa/internet una oferta de trabajo para cubrir una plaza en una tienda de una famosa empresa de moda, venga va diré el nombre, Desigual.

Buscaban el perfil de una persona cuyos requisitos, entre otros, tuviera nivel nativo de inglés, francés, alemán, y ruso (obviamente también el español). Vamos a ser serios, una persona que tenga la capacidad de hablar esos idiomas, y hablar bien, no cuatro palabras ya que exigían nivel nativo, ¡¿va a estar doblando camisetas en Desigual?!

Lo preocupante para esta sociedad, sería que esta empresa encontrará una persona con la intención de cubrir dicha plaza, porque creo sinceramente que podría optar a mucho más, y sino encuentra un trabajo mejor, el estado debería poner remedio inmediatamente.

Que conste que no tengo nada contra esta tienda de ropa, pero si nos hemos de volver en un país, en el que para poder doblar camisetas y poner buena cara, necesitamos hablar 4 idiomas a nivel nativo, avisadme que me bajo de él.

Construcción y periodismo, los derechos

Este mundo es muy curioso. La burbuja inmobiliaria ha explotado, miles y miles de puestos de trabajo se han perdido y centenares de empresas han caído por el camino. Conclusión de la mayoría de la población, ya les esta bien, se lo merecen, han vivido muy buen durante el boom, nadie dijo/dicho, no se están construyendo viviendas, se está atentando contra el derecho a una vivienda digna, ¡lógico, no faltaría más!

Pero ahora vamos a otro sector, el del periodismo. Con la nueva situación del país, que en resumidas cuentas hay menos dinero, y paradojas de la vida, una de las razones de esta crisis (no digo que sea la única) es porque ha petado la burbuja inmobiliaria, se han tenido de recortar muchas plantillas de redacción, incluso medios privados han tenido de cerrar porque no son rentables, y es cuando la gente se vuelve loca, mejor dicho muchos periodistas se vuelven locos (en especial por twitter que parece que es donde se creen semidioses), donde afirman, que si se está atentando contra el derecho a la libre expresión, que si no se qué.

Quizás nos tendríamos de plantear en esta sociedad, que de la misma manera que no necesita tantos constructores, quizás tampoco necesite tantos periodistas, y dejar de ver fantasmas donde no los hay, y eso que no me he metido con la labor supuestamente imparcial de muchos periodistas, eso me llevaría otro post, ¡como mínimo!

Jubilación, basado en hechos reales

Guardia urbano, después de una vida profesional organizando salidas de colegios y moviendo papeles en su despacho en los últimos 10 años, se jubila con el 100% de su sueldo a los 60 años.
Oficial de la construcción de 64 años trabajando desde los 15 años, y de pasar varias operaciones debidas a los achaques de su trabajo, no puede jubilarse hasta los 65 (o 67 según la nueva ley) ya que si no le reducirían su jubilación.

Guardia urbano pertenece a una empresa pública, ayuntamiento, el oficial de la construcción ya no sabe a quién pertenece tras ir pasando de empresa en empresa.

He puesto ejemplo de guardia urbano y oficial porque precisamente hoy han salido estos dos casos reales en una conversación que he tenido, pero creo que todo el mundo conoce ejemplos muy similares a los descritos por mí.

Conclusión: No todos somos iguales en este país.

De vergüenza

Ayer se celebro el Debate de la nación en el congreso de los Diputados. Tranquilos no hablaré de política ni de lo que se dijo allí, eso lo dejo para los especialistas de la materia, solamente diré:

En un país que supera el 20% de parados, donde los políticos tendrían de dar un ejemplo a la hora de trabajar, me parece VERGONZOSO que cuando acaben de hablar el presidente y el jefe de la oposición, la mayoría de los diputados de esos dos partidos dejen su escaño para irse a dar una vuelta, dejando a los representantes de los partidos minoritarios hablando casi en solitario.

Yo lo tengo muy claro, diputado que falta a una sesión sin justificar, descuento de la parte proporcional del sueldo, y a la tercera, a la calle. Al fin y al cabo solo exijo lo mismo que me exigen a mí en mi puesto de trabajo, o es que los políticos no reclaman la igualdad en la sociedad en todos los aspectos, pues que lo tengan en esto también.

La depressió en el treball

Avui per primer cop he estat donant voltes per latafanera.cat, que perquè la gent m’entengui d’una forma ràpida, es la versió catalana de Menéame. Si ja us ho podeu creure, sembla mentida que hagi tardat tant en descobrir aquesta web, i que fins avui no hagi perdut 5 minuts en recórrer les seves pàgines.

Després d’estar uns quants minuts, la meva visió, o millor dit el meu dit ha anat a parar a una notícia del diari Avui, «La depressió suposa un cost de 736 milions a l’any per l’atenció sanitària i la pèrdua d’hores de treball». No em posaré a parlar de la depressió en si, crec que no sóc ningú per parlar de malalties, i menys quan no l’ha he patit mai la depressió, però si que voldria parlar del tema de la pèrdua d’hores.

En el meus darrers anys laborals m’ha tocat ser una mica responsable no tant de gestions tècniques de les empreses on he treballat, sinó també d’aspectes administratius, i això m’ha fet veure casos i casos. El ser humà com això de treballar ho porta bastant malament, perquè negar-ho, se les pensa totes per tal de trobar alguna forma d’evitar de matinar, i anar al seu lloc de treball.

Un dels casos més sorprenents que m’he trobat, va ser la d’una persona a la qual li vam rescindir el contracte per arribar el final d’obra, i va aparèixer al cap de dos dies amb una suposada baixa mèdica perquè la dona l’havia deixat i no podia treballar. Sigues més intel·ligent, fes que el metge et faci la baixa uns dies abans, que potser hagués colat. O que dir d’aquelles baixes per depressió, on cada setmana apareixia el treballador amb el paper de baixa, i unes xancletes direcció a la platja tot dient, el metge em recomana que faci vida normal, mentre el meu cap anava treien fum i fum per les orelles.

Tothom coneix casos de gent que s’ha tirat anys i anys de baixa per depressió, sense saber quan acabarà la malaltia, i en molts casos fent vida totalment normal a la resta de família i amics. No diré que totes les baixes son mentides, ni molt menys, però amb la llei actual, i una mica de picaresca la gent troba la forma de no vindre a la feina.

Ara es quan si hi ha un sindicalista a la sala es posarà les mans al cap, però sinó ho dic, rebento. Estic a favor de que la gent pugui agafar la baixa per depressió, només faltaria, però també estic a favor de que l’empresari (i sobretot el petit) pugui decidir si vol o no vol continuar amb aquell treballador. No tan sols ha de continuar pagant la nòmina, sinó en molts casos, ha de contractar nou personal per cobrir aquella vacant, i tot a canvi d’una mínima ajuda de la Seguretat Social, ja que la llei no et permet rescindir el contracte encara que la baixa duri i duri en el temps, sense fortes indemnitzacions. Com sempre l’estat ajuda ben poc en aquests aspectes, això si, a l’hora de que ens retinguin diners en les nostres nòmines, aquí no s’encanten pas.

Potser veieu que es un pensament una mica conservador, o que esta a favor de l’empresari, no ho crec pas, simplement el fet de veure coses des dels dos punts de vista, tant a prop de l’empresari, i com a treballador de peu en algunes empreses, crec que uns sense els altres no poden existir, i per tant la meva opinió es que s’ha d’intentar que les dues parts estiguin sempre d’acord, ja que sense la comunió de les dues forces, les empreses no sortirien endavant, ni les grans ni molt menys les petites.