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Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor

Hace unas semanas, acabé de leer el libro “Por qué los hombres quieren sexo y las mueres necesitan amor” de Allan y Barbara Pease, autores del best seller “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas”. Ya hice un post sobre la lectura del primer libro, por lo que hoy me dispongo a hablar sobre esta segunda lectura.

El título del libro ya deja claro el desarrollo del mismo, y vuelve a indagar, al igual que su predecesor, entre las relaciones de los hombres y mujeres, pero en este caso, en el aspecto de las relaciones de pareja.

He de decir que la lectura se me ha hecho amena, aunque con dos libros de estos autores, ya tengo suficiente por lo que de momento descarto seguir con más libros de ellos.

Hay bastantes titulares que podría destacar del libro, grandes reflexiones, ejemplos, y experiencias que nos cuentan, que merecerían ser destacadas, pero no, solamente copiaré el último párrafo del mismo, ya que me ha parecido el más curioso, y porque no decirlo el más bonito.

Según las autoridades sanitarias mundiales, cada día se realizan 100 millones de actos sexuales. Ahora mismo, basándonos en la proporción mundial: · 69.763.395 personas están haciendo el amor. · 48.816.098 se besan. · 27.250.951 se están relajando después de hacer el amor. · 1 pobre persona solitaria está leyendo el libro.

Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas

hombre y mujer Hace tiempo leí el libro “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas” escrito por el matrimonio formado por Barbara y Allan Pease. En él nos intentan explicar de forma muy amena, las diferencias básicas entre el hombre y la mujer. Cabe decir que estoy de acuerdo con ellos, esto no significa que unos sean mejores que los otros, sino sencillamente diferentes. El libro no pretende entrar en aspectos como podrían ser los derechos, el tratamiento en las empresas, etc.., que en esos casos evidentemente el hombre y la mujer deberían ser iguales, sino más bien el hilo argumental del libro se basa en estudios científicos, antropológicos, y sociobiológicos, para desarrollar la tesis de que nos separan muchas cosas a ambos sexos.

Haciendo un resumen de lo que se expone en el libro diré que el carácter, las costumbres, y el hacer de los seres humanos, viene marcado por la evolución de la especie en nuestro planeta. El Homo Sapiens, especie a la cual pertenecemos los seres humanos en la actualidad, no deja de ser el último eslabón de una larga evolución, y porque no decirlo, un eslabón muy pequeño. Porque digo que es pequeño, por una razón muy sencilla, y es que esta especie de Homo, el Sapiens, única especie dentro de la familia Homo que sobrevive en la actualidad, tiene una edad aproximada de 12.000 años, tiempo ridículo comparado con el inicio de la evolución del ser humano desde los primates antiguos, que se puede cifrar en varios millones de años. Por lo que si comparamos tiempos, la mayoría de nuestra historia que hemos vivido en la Tierra, la hemos pasado en cavernas, y es ahora cuando empezamos a decir que “vivimos en civilizaciones” (lo pongo entre comillas porque sinceramente no me gusta mucho la expresión, pero de esta forma quizás se entienda mejor que somos unos novatos en esto de la evolución en nuestro planeta).

Pues bajo esta premisa de que somos novatos, intentan explicar la pareja de escritores el porqué de nuestras actuaciones cotidianas. Es decir, la mujer critica a los hombres por ser insensibles y descuidados, por no escuchar, por no ser afectuosos ni considerados, por no comunicarse, por no expresarles todo el amor que ellas necesitan, etc, mientras que los hombres critican a las mujeres por su forma de conducir, por mirar los mapas al revés, por su falta de sentido de la orientación, por utilizar los lavabos como salas de reuniones, por hablar demasiado sin ir al grano, etc.

Pero sin lugar a dudas lo que más me ha gustado son las explicaciones que dan los autores y que no habría prestado mucha atención hasta la lectura del libro. Extraeré dos ejemplos con las correspondientes explicaciones que dan los autores.

El primer ejemplo es ¿por qué el hombre cuando comparte la cama con la mujer, suele ubicarse en el lado más cercano de la puerta?. Antes de dar la respuesta, he de decir que yo no tengo lugar fijo en las camas, no soy de los que he de dormir en un lado o otro, duerma en mi casa o en un hotel, así que me puse a pensar donde duermo yo habitualmente, y he de decir que siempre, o casi siempre que he compartido habitación con una chica, suelo situarme, y sin pensarlo, en el lado más cercano a la salida, sea este lugar el izquierdo o el derecho del colchón de forma indistinta. Así que yo sigo, sin pretenderlo, el ejemplo que han puesto los autores del libro. La razón que nos dan estos escritores, es que el ser humano, que como ya dije anteriormente en su gran mayoría ha vivido en cuevas, se ubicaba cerca de la entrada a la cueva, para así proteger de posibles intrusos, a la familia que vivía dentro, por lo que nosotros sin quererlo hemos adoptado ese gen de protección hacia nuestras parejas, ¿machismo?, evolución diría yo.

El segundo ejemplo que os pongo y que es todavía más gracioso, es que el hombre cuando abre la nevera, es incapaz de localizar la mitad de los productos que hay dentro, y necesita minutos y minutos para poder encontrar lo que busca, mientras la mujer suele encontrar cualquier cosa solo abriendo la puerta, ¿somos ciegos?. La razón que vuelve a darnos el libro tiene que ver con nuestros antecesores. La mujer al quedarse durante el día sola en casa, ya que el hombre salía en búsqueda de comida, necesitaba tener en todo momento a sus hijos bien controlados dentro de la cueva, por lo que el género femenino ha desarrollado una capacidad en su visión que de un simple plumazo puede tener controlado todo su alrededor. El hombre al no tener que realizar esta función de control, pero en cambio tenía de ver a su presa a distancias largas ha desarrollado una capacidad innata para la localización, y porque no decirlo de orientación mucho más desarrollada que su genero opuesto. De ahí viene el título del libro, de que las mujeres no entienden de mapas, aunque hay que decir que siempre hay excepciones que confirman la regla.

Como veis estos son dos ejemplos de la cantidad que hay en el libro que intentan justificar el porque de las diferencias que a veces nos ponen de los nervios entre hombres y mujeres, y que a mi personalmente me han hecho mucha gracia, y por eso os he plasmado en este post que tenía en mente desde que me leí el libro “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas”.

Exposición con cadáveres copulando

Que vivimos en una sociedad de para filias y de gente rara, creo que a estas alturas no nos debería extrañar, pero que hay cosas que no se como tomármelas, suceden de una forma cada vez más continuada en este planeta.

sexy-cadaver En Alemania, hay cosas que solo pueden pasar en el norte de Europa (para que después digan que en España estamos mal), hay un tipo (él se auto denomina artista cosa que yo me niego a nombrarle así) no se le ha ocurrido nada mejor que hacer una exposición con dos cadáveres copulando. Podrías decir es un montaje, nada más lejos de la realidad. Tal como se menciona en el extracto de la noticia que he leído, el artista ha argumentado lo siguiente: "La muerte y el sexo son tabúes. Yo los he juntado". Además añadió que dos tercios de los hombres y un tercio de las mujeres que le habían donado sus cuerpos habían dicho que no tendrían problemas en ser colocados en posturas sexuales.

No sé que queréis que os diga, donde este una exposición de cuadros tradicional, que se quite todo lo demás, y para ver parejas en posturas intimas, hay una cosa que alquilan en los videoclubs, o que puedes encontrar en Internet, que están francamente mejor, no creéis.

Foto y noticia completa en : Código XY

Cuestión de sexo

Acabó de ver las dos temporadas de la serie televisiva de cuatro, Cuestión de sexo, aunque más bien yo lo llamaría Cuestión de parejas imposibles, porque creo que se adecua más a la historia de las tres parejas protagonistas. 26 capítulos y un especial, se dice pronto pero hay horas invertidas en mi sofá durante la quincena vacacional.

Las parejas imposibles, tema bastante recurrente en la televisión y en la gran pantalla, supongo porque hace gracia tratarlo, que lejos esta de la realidad bajo mi parecer. Las parejas donde difieren en gran medida no tienen futuro. En la convivencia sino hay un mínimo de conexión, la unión no tiene un gran recorrido. La curiosidad puede hacer que estas personas su junten, pero cuando llegan las discusiones, que suelen venir pronto debido a la diferencia de caracteres, toda gracia inicial pierde su encanto.

Pero volviendo al tema de esta entrada, cabe decir que la serie Cuestión de sexo me ha sorprendido, no porque el tema que trate sea nuevo, ni mucho menos, sino porque lo hace desde un punto de vista bastante humorístico, y con unos guiones bastante conseguidos.

Si se analiza las 3 parejas protagonistas, podemos decir que se ha buscado resumir en estos 6 personajes lo mejor de cada casa.

Diego y Alba (la pareja protagonista). Diego treintañero canalla e inseguro nos va narrando la historia de su matrimonio, que como se suele decir comenzó mal, con la llegada de una hija (un poco pendeja todo hay que decirlo) antes de lo previsto. Alba que intenta madurar con la presencia de un psicólogo por medio, quiere que Diego crezca. Como era de esperar después de muchas idas y venidas, acaban juntos de nuevo.

Óscar y Verónica. Esta si, bajo mi punto de vista claro, es la pareja más subrealista de todas. Abogado que lo tiene todo, se une con Argentina ambiciosa y manipuladora. Aunque parece que al inicio todo es muy bonito y podría reflejar muchas parejas reales, el pasado de verónica hará que no todo sea tan bonito. Hasta sus propios amigos no dan un duro por esa relación, y curiosamente al final de la temporada es la única que acaba rompiendo, bueno mejor dicho, Óscar acaba huyendo lejos de Verónica.

Y por último, Gabi y Elena. Elena que hace ya muchos años que ha madurado, se une a Gabi, adolescente con cuerpo de treintañero. Pánico a todo lo que sea crecer, y tomar responsabilidades, Gabi no se ve más obligado que seguir las deseos de Elena, bueno como la la mayoría de veces en la vida real, donde casi siempre el hombre es una marioneta a manos de la mujer (alguna crítica recibiré por este comentario me imagino, pero estoy dispuesto a discutirlo con cualquier persona).

No me gustaría olvidarme de los secundarios, y en especial Gonzalo, ese ingenuo joven incapaz de sacarse el carné de conducir aporta un toque de frescura a la serie, que creo que es de lo mas ingenioso de toda ella.

No sé si habrá tercera temporada (no he visto promos ni nada que diga que si), pero la verdad es que es una serie con la que me he entretenido bastante, así que espero que haya continuación, aunque a diferencia del final de la primera temporada, en esta última se dejan bastante atados todos los cabos, con lo que se me antoja que quizás la hayan dado por finalizada. Habrá que esperar.