Aquel tenista que era

Grass tennis court

Este agosto he recuperado una de mis viejas aficiones. Junto a un amigo hemos ido a jugar a tenis. Ya llevamos dos semanas, y he de decir que de momento voy aguantando con más pena que gloria. Esto es debido básicamente a una razón muy simple, estoy fuera de forma física.

Aquí podría decir que son cosas de la edad, que uno ya tiene 35, pero no es la verdad, simplemente sería engañarme, ya que hay gente con mucha más edad que yo que corre una maratón y sin dejar los intestinos por el camino. Supongo que todo es cuestión de coger la forma.

Nunca he sido una persona con una gran condición física, mis problemas con los pies (que mucho me temo empiezan a ser crónicos) y mi habitual sobrepeso (todo y que ahora es menor que antaño) nunca han hecho de mi una gran deportista, pero yo me acuerdo que hace unos años cuando lo de jugar a tenis lo tenía más por la mano, mi cuerpo solía llegar a aguantar sin mucho esfuerzo una hora de peloteo.

La semana pasada que fue la primera vez que recuperé el deporte, he de decir que el cansancio llego a los primeros minutos de juego. Que mi compañero de juego tampoco estuviera en su mejor forma también ayuda un poco, porque la pelota estuvo más por el suelo que un continuo toma y dale, que eso todavía me hubiera cansado más.

Hoy la cosa ha ido un poco mejor. No es que antaño fuéramos unos Nadal, pero escucha nuestros peloteos nos hacíamos, y hoy alguno que otro se ha notado. Además he de decir que hoy arrancar para llegar a las dejadas no me ha costado tanto como el otro día.

Supongo que todo es cuestión de ir educando el cuerpo, y quien sabe quizás después de verano vuelva a coger un poco el tono muscular y porque no decirlo, adelgazar un poco la barriga cervecera.

Internet gana al teléfono en felicitaciones

tartacumpleDecir que Internet, y en especial las redes sociales, han cambiado nuestros hábitos, es una obviedad, y a días como hoy me remito. Hoy es 28 de octubre, es decir, es mi cumpleaños, concretamente el que hace número 35. Ya el año pasado ya hice un pequeño post sobre el 28 de octubre de 1974, así que no me voy a repetir, sino que esta vez quiero mencionar un fenómeno que cada año se va engrandeciendo.
En días como hoy los seres humanos tendemos a felicitar al prójimo, como se suele decir, no todos los días se cumplen años. Lo que en mi infancia eran llamadas de familiares y amigos que me deseaban prosperidad, en la actualidad se ha transformado en mensajes de felicitación en mis perfiles sociales.
Supongo que el hecho que en las redes sociales, y en especial Facebook (red social que estoy suscrito, y que en la actualidad posee más seguidores en el mundo), tengas de poner la fecha de nacimiento para apuntarte, hace que ese dato sea compartido por tus contactos, y tan pronto llegue el día de tu aniversario empieces a recibir felicitaciones. Esto es lo que me ha pasado hoy, desde primera hora de la mañana han ido llegando tales mensajes, haciendo un total hasta el momento, de 15. A este número habría que añadir las 8 felicitaciones vía Twitter, y 6 correos a mi cuenta de correo recibidos por sitios donde me he apuntado, y tuve de dejar la fecha de nacimiento, haciendo $un total de 29 buenos deseos vía Internet.
En cambio si ponemos en el otro lado de la balanza el método tradicional de felicitación, el teléfono, bien sea en su vertiente de fijo o móvil, el número de felicitaciones tan sólo ha llegado a 6. Como se puede ver mis conocidos prefieren felicitarme a través de la red, y como ya dije al principio, esta diferencia de 29 a 6 se va haciendo cada vez mayor a medida que se van pasando los años.
Nos estaremos insocializando, o es que hoy en día parece que el mundo gire a través de las redes sociales. Yo personalmente todavía soy de los que doy mucho valor al método tradicional, es decir la felicitación en persona, o bien mediante una llamada, seré un romántico pero donde este la voz que se quiten las palabras. No con esto menosprecio las felicitaciones escritas, todo al contrario, se agradecen mucho, aunque por desgracia, no siempre te acaban felicitando las personas que te gustaría que lo hicieran.

De vuelta tras el décimo aniversario

Bienvenidos otra vez mis estimados lectores (que correcto que soy a veces).
Des del pasado 19 de abril no escribía un post, y en él mencionaba que hasta que no tuviera preparada una pequeña sorpresa no volvería a hacerlo. A día de hoy puedo decir que esa sorpresa, como dirían en términos cinematográficos, se encuentra en fase de postproducción, y es por eso que desligado de esa tarea que me ha llevado buena parte de este parón, me encuentro con ganas de volver a reactivar El Maky.

Gracias y bienvenidos de nuevo a El Maky.

La web 2.0 es real, no virtual

red
Iba a escribir un artículo en la página que gestiono sobre Facebook (FBCAT), sobre el programa de TV3 de ayer sobre las redes sociales, cuando al final he decidido no hacerlo, y escribir unas pequeñas reflexiones en este blog mío personal casi olvidado, porque quiero hacerlo como Francesc Pérez, y no como usuario de una red social.

La web 2.0 da para muchas ideas, reflexiones y comentarios, pero ayer en la hora y media de programa solo dieron vueltas a los típicos y tópicos de Internet: privacidad y seguridad, no digo que no sea importante, pero el debate empieza al menos a mi a cansarme un poco, para después ir a parar a otro tema, la gente entra a estos sitios para ligar. De haberlos haylos, pero reducir toda la web 2.0 a ese concepto, es simplificar la realidad.

Facebook, red social sobre la que se baso gran parte del debate, y por extensión, cualquier otra red, es algo más que todo eso, es compartir, interactuar con usuarios que de otra forma sería complicado hacerlo. Sí, tengo una teoría, internet aproxima a las personas, y no al contrario como algunos nos quieren hacer ver.

Pero lo que realmente me tiene cansado, es la continua separación de la vida que ejercemos en las calles de nuestras ciudades, con la vida que llevamos en la red. Sí, a una la llaman la vida real, y a la otra, la vida virtual. Es decir, este blog no es real, entonces, ¿que es mentira?, y por extensión, ¿lo es cualquier cosa que hago en la red?. No sé a vosotros, pero empieza a parecerme un discurso antiguo, o a caso:

No son reales las personas que he conocido gracias a las nuevas tecnologías.
No son reales mis risas (incluso lloros) que me han producido conversaciones a través de mensajería instantánea.
No son reales las alegrías que te llenan el cuerpo cuando alguien dice, oye pues no está mal tu web.
No son reales los sentimientos que te produce una fotografía o video visto en Internet.
– Al fin y al cabo, ¿no es real MI VIDA 2.0?

Y así podría poner muchos ejemplos, por lo que por favor dejar de tratar a Internet como algo ficticio, la Web 2.0 es real, y ha venido para quedarse, y no para ser una moda pasajera.

Me gusta ejercer de anfitrión

anfitrion-blogUna de las cosas que me más me gustan, y que no suelo realizar demasiado, es la de ejercer de anfitrión. Sí, me gusta invitar a la gente a mi casa y realizar comidas o cenas. Durante las pasadas semanas (vacaciones incluidas) he podido realizar dos cenas con amigos. Mi piso es pequeño por lo que las cenas las tengo de ir dosificando, sobretodo en cantidad de invitados, porque sino seguro que haría cenas de decenas de amigos, aunque luego la casa quedé echa un desastre total, un daño colateral que soy capaz de asumir.

Aunque no soy cocinero, me gusta dedicar, aún que sea un ratillo, a hacer algo con la comida, que no se diga que sólo invito a pre-cocinados, o carne para pasar por la plancha. En esta ocasión he experimentado con el libro de El Cocinero fiel, y he de decir que la tortilla sin huevo, plato que escogí en ambas cenas como plato estrella, resulto al menos a mi parecer bueno, aunque quien me conoce sabe que yo me lo como todo.

Lo de anfitrión no suele quedarse en casa, sino que a veces he tenido amigos de fuera de la ciudad a pasar alguna noche en mi casa, aquí que el piso sea pequeño toma principal relevancia, ya que dormir en un sofá no es lo mejor para el cuerpo humano. Me gusta que amigos de fuera vengan a visitarme, y hacer de guía de Tarragona, y aunque no lo he ejercitado mucho todo sea dicho, ya que evidentemente no voy poniendo un anuncio en el diario para que venga todo el mundo, me alegra que amigos que no puedo ver muy a menudo, vengan a visitarme.

Ya estoy pensando en la próxima cena que haré, y que plato sufrirán mis víctimas culinarias.

Cambiar el pasado

Hay gente que no entiendo, pero en especial no entiendo a aquellas personas que cuando sale el tema de “¿cambiarías algo de lo que has realizado en el pasado?”, y va y te contestan con un rotundo No!, vamos a ver alma de cántaro, es para decirle, estas satisfecho con el 100% de las acciones que has realizado en tu vida, o sea que eres una persona que lleva la perfección en sí.

Yo no me avergüenzo en decir que si hubiera sabido como me han ido algunas cosas en esta vida, hubiera tomado otra decisión. Simplemente como cualquier persona de este planeta en ocasiones me he equivocado, si lo reconozco publica y abiertamente, me he equivocado en esta vida. No soy ni de lejos un hombre perfecto y no, no estoy de acuerdo con la totalidad de las decisiones que he tomado, y no por eso creo que al decirlo me haga ser menos humano de lo que soy.

Soy un hombre impulsivo y eso a veces te hace tomar decisiones en caliente, o por decirlo suavemente de forma más irracional, y eso a veces agudiza en que me equivoque constantemente, pero al final y al cabo la tomo porque es lo que deseo, o me apetece en ese momento. Y es aquí donde viene el kit de la cuestión, una cosa es decir, “me arrepiento de algunas decisiones” y otra muy diferente es que el pasado no se puede cambiar. Es aquí supongo donde la gente por comodidad dice aquello de “yo no cambiaría nada de mi pasado”, porque al ser consciente que eso es imposible, a no ser que descubramos algún agujero temporal, cosa que dudo bastante de su existencia, lo fácil es decir, yo no cambio nada y punto, pero no es la verdad, porque no me entra en la cabeza que una persona este satisfecho con todo lo realizado en esta vida.

Yo seguiré acertando y fracasando, y espero poder hacerlo durante mucho más tiempo, porque al fin y al cabo el camino de la vida se compone de eso, de decisiones que vas tomando en el momento, a veces con éxito y a veces con poca fortuna.

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