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Aquel tenista que era

Grass tennis court

Este agosto he recuperado una de mis viejas aficiones. Junto a un amigo hemos ido a jugar a tenis. Ya llevamos dos semanas, y he de decir que de momento voy aguantando con más pena que gloria. Esto es debido básicamente a una razón muy simple, estoy fuera de forma física.

Aquí podría decir que son cosas de la edad, que uno ya tiene 35, pero no es la verdad, simplemente sería engañarme, ya que hay gente con mucha más edad que yo que corre una maratón y sin dejar los intestinos por el camino. Supongo que todo es cuestión de coger la forma.

Nunca he sido una persona con una gran condición física, mis problemas con los pies (que mucho me temo empiezan a ser crónicos) y mi habitual sobrepeso (todo y que ahora es menor que antaño) nunca han hecho de mi una gran deportista, pero yo me acuerdo que hace unos años cuando lo de jugar a tenis lo tenía más por la mano, mi cuerpo solía llegar a aguantar sin mucho esfuerzo una hora de peloteo.

La semana pasada que fue la primera vez que recuperé el deporte, he de decir que el cansancio llego a los primeros minutos de juego. Que mi compañero de juego tampoco estuviera en su mejor forma también ayuda un poco, porque la pelota estuvo más por el suelo que un continuo toma y dale, que eso todavía me hubiera cansado más.

Hoy la cosa ha ido un poco mejor. No es que antaño fuéramos unos Nadal, pero escucha nuestros peloteos nos hacíamos, y hoy alguno que otro se ha notado. Además he de decir que hoy arrancar para llegar a las dejadas no me ha costado tanto como el otro día.

Supongo que todo es cuestión de ir educando el cuerpo, y quien sabe quizás después de verano vuelva a coger un poco el tono muscular y porque no decirlo, adelgazar un poco la barriga cervecera.

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